sábado, 26 de septiembre de 2009

Uve



Ahora que las palabras se tornan superfluas se que solo tengo que mirarte para poder sentirme bien. Sonríes y bajas la mano, tocas mi palma, me miras, habla el alma. Tu cariño tiene otro color, hueles a azahar y sabes a melocotón. Rozamos los dedos y encajamos nuestras piezas como un puzle para luego sentirnos uno solo. Un único cuerpo, dan igual los polos, nos unimos atravesando el tiempo y el espacio, nada se mueve alrededor ni a nada se da paso.
Buenas noches y dulces sueños, si estás conmigo... imposible no tenerlos.

2 comentarios:

Sebastián Chilla dijo...

Genial María, se nota que esta reflexion tan maravillosa sale del alma.

Te felicito, me encantó ^^

lefabuleuxdestinduneétoile dijo...

que mezcla de sensaciones..es precioso este relato,transmite mucho.

te sigo!